EL VALOR DE LA DUDA

¿Y si te engañan?, ¿Es la que te dictan la mejor de las opciones o al menos la más lógica? ¿Y si sin querer engañarte, su propia ignorancia te está llevando a vivir en un engaño?
Dudar es algo que garantiza una segunda oportunidad, cosa que no siempre el devenir cotidiano te ofrece con demasiada frecuencia.
Es de resaltar que la duda es más que necesaria en las distintas actuaciones y decisiones del día a día, pero se convierte en imprescindible cuando de nuestra seguridad en una decisión o acción, dependen más personas.
La soberbia se pone de manifiesto y nos muestra su más cruda cara en frases como: "Estoy seguro, sin lugar a dudas". "Sin lugar a dudas", es de entrada una frase que no sólo nos dice que no hay dudas, sino que además no existe la posibilidad de que las vaya a haber. Y si algo nos demuestra la historia, es que la verdad absoluta no existe, y que siempre debe haber un lugar para la duda, aunque sea una primera y única duda.
En mi caso, releer algo me descubre aspectos, datos o matices que en un primer vistazo pasaron desapercibidos y con este segundo repaso, me aporta más argumentos para la comprensión. Esto trasladado al ámbito de aquellos en los que tenemos depositada la confianza de la dirección de nuestro Estado, nos asegura una toma de decisiones más acertada.
En ocasiones admiramos a los decididos, a los "seguros de si mismos", considerando ese aspecto como una virtud, como un mérito. En realidad la seguridad absoluta en ti mismo, puede convertirse o traducirse como irresponsabilidad, tanto si se refiere a decisiones que sólo te afecten a ti como si de estas se ven afectadas terceras personas. Como conclusión diré que la ausencia de la mas mínima duda, sitúa nuestras decisiones más y más cerca del azar.