CARTA ABIERTA A UN "ENDIOSADO"
Cansado de recibir mails con artículos ofensivos en su forma y su fondo, me he visto en la necesidad de escribir una carta abierta - utilizando su estilo tan particular - al Sr. P. Reverte:
Sr. Reverte:
Después de tantas letras empapadas en veneno, después de tanto odio vertido entre renglones, me dispongo, con el mayor de los respetos, a mandarle a usted a la puta mierda. Si, ya sé que suena grosero, chabacano, ordinario y arrabalero, pero ha sido usted el que me ha obligado a salirme del guión de lo cortés y lo educado. Demasiados artículos leídos. Tantos que me escuecen los ojos de soportar el ácido que salpican sus palabras malparidas.
No está bien subirse a un pedestal y a la voz de ¡tengo patente de corso! Sacar la espada de esgrima y arrasar con todo lo que se le ponga por medio. No señor, no está bien. ¿Que la gente no se entera? ¿Que los políticos son malos? Alguno habrá que se entere, alguno habrá que sea bueno; digo yo.¡Bájese del trono!, que como siga usted pensado que vivimos a sus pies, en cualquier momento nos quitamos y se pega usted un “ostión” que le deja para sopas y buen vino.
¿No le parece bastante lo que ya nos lleva escupido y vomitado? No siga por favor, ¡Déjenos vivir en la ignorancia conformista que alimenta nuestra ingenua y cotidiana realidad! ¡Déjenos poder equivocarnos y pensar que todo marcha, más o menos bien! ¡Déjenos en paz!
Si se vuelve a usted a Flandes, de la mano de Alatriste o a su Territorio Comanche, o a donde a usted le dé la gana escribir o escribirse, prometo comprarle los 27 que ya lleva y los que siga usted pariendo; prometo que compraré lo suficiente para hacerle, si fuese posible, un poco más rico. Y si fuese posible, también un poco menos malo.
Siento decirle que usted no vive un día de cólera, usted vive una vida encolerizada, y eso no afecta al cerebro, eso afecta al corazón, pero al corazón que no late
Gracias por su pluma y su pluma, pero por lo que más quiera….
¡Cállese usted un poco, buen hombre!
Comentarios
Lo que está seguro segurísimo es que cuanto más alto se sube más grande es la ostia.