LA PACIENCIA
Aplicar la paciencia es un arte. Decididamente, es una virtud que muy pocos logran alcanzar. En la primera etapa de nuestra vida, estamos convencidos de que todo es nuestro, de que el "lo quiero ahora" es un derecho que te corresponde por ser un niño. Crecemos y comprobamos, amargamente, que algunas cosas cuesta trabajo conseguirlas. No por que no nos correspondan, más bien porque les corresponden a todos. Es lo que sucede cuando se pretende un derecho general. Pasan los años y, gracias a tus hijos, descubres que compartes genes con un tal Job. Descubres lo cabrón y exigente que eras. Descubres lo muchisimo que te aguantaron tus padres. Descubres que, si ahora los tuvieses, les darías una medalla oro a la paciencia. Y claro, esos hijos que te facilitan el regreso a tu periodo de "exigidor infantil", también te ayudan a pensa...